Finca Magdalena, un oasis en la Isla de Ometepe, Nicaragua
De Gaëlle Sévenier, corresponsal para The Review en Nicaragua, Abril 03


La Finca Magdalena, es una cooperativa de 27 socios, logró, después de años de lucha, a ser unos de los lugares preferido en Centro América por los mochileros.

 


Francisco Albarecruz, uno de los Socios


Finca Magdalena, Ometepe

Volcan Concepcion
La Finca Magdalena, también conocido como la cooperativa Carlos Díaz Cajina (CDC), esta localizada al pie del volcán Madera en la isla de Ometepe, Nicaragua. En el idioma Nahuatl de los indígenas Chorotegos, Ome significa dos, y Teptl significa cerro. Este "Lugar con dos cerros" es una isla en el lago de Nicaragua, con dos volcanes: Concepción y Madera. Un camino de 20 minutos desde el pueblito de Balgüe hace llegar a una finca maravillosa, que logró ser uno de los más quietos hospedajes en América central. Al atardecer, los visitantes admiran en el patio el sol con una vista maravillosa al volcán concepción al otro lado del lago. La finca ofrece tours a caballos, y con guías hasta los petroglifos, las cascadas, las plantaciones de café y expediciones hasta el volcán Madera, un tour de 7 horas en la selva a través de un camino lodoso en partes que llega hasta una linda laguna ubicada en el cráter.

Construida en 1888, la Finca Magdalena fue confiscada por sus patrones 4 años después de la revolución sandinista, para ser redistribuida a los trabajadores desde generaciones. Esta gente formó una cooperativa, sistema donde la tierra de la finca esta en las manos de los trabajadores quienes la administran. José Luis, hoy uno de los socios, estuvo aquí en 1983 cuando los sandinistas pasaron la ley agraria diciendo que los patrones que no trabajaban la tierra tenían que darla o pagar una deuda al banco nacional. "No sabia lo que era una cooperativa. Cuando vinieron, no quería ser miembro porque pensaba en mis patrones y quería seguir trabajando para ellos. Pero todo eso fue por falta de conocimiento." Antes de la reforma agraria, los trabajadores de la tierra recibían 5 cordobas por cada día de trabajo, y eran peones sin derecho a voz. Hoy, la Finca es una cooperativa con 27 socios, con un total de 250 personas incluyendo las mujeres y los niños, vendiendo café en los Estados, Canadá y Europa. Eligen su presidente cada 2 años con un mandato máximo de 4 años y trabajan de manera rotativa para generar más empleo. Los socios reciben el mismo pago, con algunas variaciones dependiendo de los niños en cargo, para que todos siguieran iguales en la colectividad. Hoy los trabajadores siguen considerándose como sandinistas, pero no tienen ningún problema de trabajar con otros grupos políticos para mejorar la comunidad. "ya sentimos mucho por nuestro partido" dice el presidente de la colectividad, José Santo, "sin embargo, no miramos a la política sino a las necesidades que existen en nuestra comunidad, con el deseo de mejorar. No tenemos ningún problema con otras ideologías políticas."

En la isla, la mayoría de las demás cooperativas fracasaron porque las vendieron o el gobierno les tomo la tierra a causa de sus deudas. "Es una admiración para mucha gente" dice José Luis " de que nuestra cooperativa logro. Seguimos luchando. Durante la guerra, muchos murieron para liberar la tierra; les debemos por quedarnos unidos y de sobrevivir." El presidente de la cooperativa añade: "es posible mejorarnos si seguimos unidos en vez de ser solo. Juntos, tenemos más fuerza, y tenemos suerte de tener bastantes amigos."

Uno de esos amigos es David Mitchell, administrador de computadoras en Bainbridge Island, Washington, quien vino por la primera vez en 1988 con la hermandad Bainbridge-Ometepe (BOSIA) que ayuda a la isla desde 1986. Como él y su esposa se enamoraron de la isla y de la gente nicaragüense, se dieron cuenta de que la finca Magdalena tenía problemas financieros y estaban a punto de perder sus tierras por sus deudas. "En 1992, mi esposa y yo teníamos un poco de dinero." Explica David, "pero no queríamos dárselo solo como un regalo. Entonces pedimos la posibilidad de ser socios con ellos." Desde entonces, David y su esposa son los 26 y 27 socios de la Finca, ayudandoles con la venta del café en los Estados, el diseño de un sitio Internet, y visitandoles una o dos veces al año. "David trabaja aquí como voluntario" dice el presidente de la cooperativa, "hace todo por amor a la isla de Ometepe."

La idea de hacer de la Finca un lugar turístico vino poco a poco. Algunos montañeros dejaban por la finca al subir el volcán Madera. Dos italianos les dieron la idea de que pudieran hacer un lugar turístico de la finca, ya que tenia una vista maravillosa. Los campesinos empezaron por comprar una refrigeradora para vender gaseosas y cervezas. Como más clientes venían, vendieron comida sencilla y barata. Ahora, la finca tiene 5 refrigeradoras y tiene la posibilidad de dar hospedaje a 80 personas. "No tenemos ninguna experiencia con el turismo" dice Agustín Paladino, otro de los socios, "trabajamos rústicamente, y hacemos lo que podemos para comunicarnos con la gente, porque desgraciadamente, no hablamos sus idiomas." Los miembros de la finca tienen muy buenas conexiones con los turistas, quienes salen muy agradecidos por la hospitalidad de los trabajadores. Los miembros tienen una visión muy positiva de los turistas, dándose cuanta de que respetan a la naturaleza. Algunos voluntarios vienen a trabajar en el café o en cualquier otra plantación que tienen aquí. Para el presidente "todos los grupos que vienen a la Finca están considerados como miembros de nuestras familias." Agustín esta siempre feliz de encontrar a más extranjeros, y tiene muchas ideas para mejorar el lugar, como por ejemplo construir un bar un poco a fuera para los que quieren hacer la fiesta hasta más tarde, y que "encuentren un novio o novia entre ellos mismos"! O construir una tienda para vender el café o miel hecho en la Finca.

David Mitchell no necesita ayudar a la colectividad con el turismo. "Siempre dicen que no sabe nada del turismo, pero son tan graciosos. La gente esta muy impresionada por la cualidad de la comida y por la hospitalidad de la gente. Hacen un trabajo muy bueno." Los de nosotros que han pasado un rato en la Finca estamos de acuerdo para decir que la Finca Magdalena es el más acogedor y relajante hospedaje en Centro América, un oasis donde uno debería ir.

 

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